El ignorante afirma,
el sabio duda y reflexiona. Aristóteles
En los pocos meses
que llevo de formación lingüística, este mes, es en el que más he dudado acerca
de mi amor/vocación por esta ciencia antropológica, no sólo por las
dificultades que he presentando con algunas materias o revisar en cuanto al
aspecto laboral que está muy reducido, sino también en el aspecto social,
haciéndome la preguntas: ¿es egoísta seguir con mis proyectos de lingüística
histórica sabiendo que hay una lucha constante por mantener nuestras riqueza
cultural; ¿en qué atribuye la
lingüística en el desarrollo socieconómico de nuestra sociedad? La cual cada
día se pierde en un mar de “desevoluciones”
Después de haber
tenido una conversación con mi jefe de carrera me quedaron más dudas sobre la
acción social, y no pude dejar de sentir ese amor que ahora se convirtió en
pasión por la lingüística histórica.
El punto culminante
lo tuve el 22 de mayo, día donde hay una coincidencia de nacimientos que me
sacudió; por una parte, en el siglo antepasado nació uno de los compositores
alemanes que más admiro: Richard Wagner, mentiría al decir que por él conocí la
mitología nórdica, esto sucedió con “Los Caballeros del Zodiaco” sin embargo,
con el profundicé en la temática mitológica; y por otra, el nacimiento de Rita
Guerrero, quien fue una de las mujeres que más he admirado, en el tiempo que me
ha tocado vivir.
En ambos casos la
música ha sido muy importante, a través de ella descubrí canciones en lenguas
muertas que hasta la fecha me han fascinando, por esta razón en algún momento
de mi vida quería estudiar letras alemanas, después lo cambie por letras
clásica, y hacer filología; hoy al
reescuchar a “Ensamble Galileo” fue inevitable no escuchar a “In Extremo”,
me quedé con esa sensación de nostalgia que hace que me vuelva a
impulsar a seguir con este camino. De inmediato
recordé cuando por primera vez intenté a hacer las traducciones de los
textos de las canciones de “In Extremo” era muy inocente al tratar de hacerlas
por medio de un traductor y después solo “acomodarlas” gramaticalmente, después
para hacerlo “más apegado” empecé a buscar el origen histórico de los textos;
de este modo me acerque a la obra de Francois Villion “Panchito” (pa’los
cuates).
También recordé la primera vez que pisé el
Instituto de Investigaciones Filológicas en la UNAM, acudí a una serie de
conferencias titulada “lo que occidente le debe a los griegos”; mi paso por la
UNAM ha sido muy reducido, pero fructífero.
Y la solución que le
doy a mis cuestionamientos ontológicos con respecto a la labor social es,
estudiar como segunda carrera Etnología, pero eso será en 3 semestres.
Dentro de la serie de
divagaciones que tuve hoy me di cuenta que realmente no tenía antropofobía como
siempre he dicho, solo era apatía social…
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