martes, 1 de marzo de 2016

Todos los días me recuerdo a mi mismo cientos de veces que mi vida interior y exterior está basada en el trabajo de otros hombres, vivos y muertos, y que me debo dedicar yo mismo a dar en la misma medida que he recibido y sigo recibiendo.
-    Albert Eistein
 

Dentro de los pocos trabajos que he tenido, este año decidí dedicárselo a proyectos de carácter altruista, por un lado comencé a apoyar como asesor docente en el INEA, lo mejor es que me mandaron a un círculo de estudio donde hay mujeres indígenas que se están alfabetizando en español, donde he contribuido como lingüística a desarrollar una mejor pedagogía para reforzar la escritura de los puntos de articulación que les cuesta trabajo de acuerdo a su lengua materna, ha sido muy satisfactorio poder ver el avance que van ganando poco a poco.

Y por otro lado, encontré un trabajo más formal como promotor de salud para una clínica de especialidades médicas, el cual tiene como objetivo ofrecer protocolos de investigación de medicamentos que están a punto de salir a la venta, y buscar pacientes que quieran participar en donde se les otorga tanto el medicamento como la vigilancia médica gratuita; uno de mis grandes retos será que me permita hacer el enlace médico ente la clina y el hospital general, también estoy viendo la posibilidad de hacer enlace con un albergue.


En ambas situaciones no pude negarme, pues siempre he pensado que la educación se debe compartir y con eso contribuir a una mejora de nuestro país; y en el aspecto de la salud es como devolver un poco de lo que el universo me otorgo durante el tiempo que estuve delicada, con el excelente trato que tuve en el hospital y la generosidad de los médicos que me han atendido a lo largo de mi vida. 
“Educar  una mujer es educar a una familia”

Recuerdo con cierta frescura que esta frase se encontraba escrita en la pared de uno de los salones de la primaria pública que está en Calpan.

Este recuerdo vino a mi mente el día de ayer que vi una  imagen de Pepe Mujica, donde dice que la educación se adquiere en casa y la única labor del docente es enseñar en el aspecto académico y guiar para fortalecer los valores, sin embargo; ¿qué pasa cuando los padres de familia son los que no tienen estos fundamentos?

Ahora que me encuentro participando como asesor docente, veo la gran responsabilidad que hay en la enseñanza, sin embargo es más delicado y se debe hacer con mayor cautela cuando se es una guía de educación enfocada a los adultos, donde se procura fomentar o reforzar valores, si bien en algunos casos solo se le pone nombre a los conocimientos previos que cada educando tiene, y la didáctica es un poco a la inversa, el adulto al igual que un niño hará lo que su maestro hace, con la diferencia de que será un comportamiento que será el modelo de comportamiento en su entorno.


Por lo que el cambio de una sociedad, proviene desde la misma sociedad, trabajando en conjunto para fortalecer los valores y proyectándolos generando un ambiente más sano de convivencia.