lunes, 27 de mayo de 2013

Divagando y dudando

El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona. Aristóteles

En los pocos meses que llevo de formación lingüística, este mes, es en el que más he dudado acerca de mi amor/vocación por esta ciencia antropológica, no sólo por las dificultades que he presentando con algunas materias o revisar en cuanto al aspecto laboral que está muy reducido, sino también en el aspecto social, haciéndome la preguntas: ¿es egoísta seguir con mis proyectos de lingüística histórica sabiendo que hay una lucha constante por mantener nuestras riqueza cultural;  ¿en qué atribuye la lingüística en el desarrollo socieconómico de nuestra sociedad? La cual cada día se pierde en un mar de “desevoluciones”

Después de haber tenido una conversación con mi jefe de carrera me quedaron más dudas sobre la acción social, y no pude dejar de sentir ese amor que ahora se convirtió en pasión por la lingüística histórica.

El punto culminante lo tuve el 22 de mayo, día donde hay una coincidencia de nacimientos que me sacudió; por una parte, en el siglo antepasado nació uno de los compositores alemanes que más admiro: Richard Wagner, mentiría al decir que por él conocí la mitología nórdica, esto sucedió con “Los Caballeros del Zodiaco” sin embargo, con el profundicé en la temática mitológica; y por otra, el nacimiento de Rita Guerrero, quien fue una de las mujeres que más he admirado, en el tiempo que me ha tocado vivir.

En ambos casos la música ha sido muy importante, a través de ella descubrí canciones en lenguas muertas que hasta la fecha me han fascinando, por esta razón en algún momento de mi vida quería estudiar letras alemanas, después lo cambie por letras clásica,  y hacer filología; hoy al reescuchar a “Ensamble Galileo” fue inevitable no escuchar a  “In Extremo”,  me quedé con esa sensación de nostalgia que hace que me vuelva a impulsar a seguir con este camino. De inmediato  recordé cuando por primera vez intenté a hacer las traducciones de los textos de las canciones de “In Extremo” era muy inocente al tratar de hacerlas por medio de un traductor y después solo “acomodarlas” gramaticalmente, después para hacerlo “más apegado” empecé a buscar el origen histórico de los textos; de este modo me acerque a la obra de Francois Villion “Panchito” (pa’los cuates).

También recordé la primera vez que pisé el Instituto de Investigaciones Filológicas en la UNAM, acudí a una serie de conferencias titulada “lo que occidente le debe a los griegos”; mi paso por la UNAM ha sido muy reducido, pero fructífero.

Y la solución que le doy a mis cuestionamientos ontológicos con respecto a la labor social es, estudiar como segunda carrera Etnología, pero eso será en 3 semestres.

Dentro de la serie de divagaciones que tuve hoy me di cuenta que realmente no tenía antropofobía como siempre he dicho, solo era apatía social…